Las personas que sufren la enfermedad de Parkinson (PD) muestran síntomas motores como afectación de la marcha, equilibrio y congelación de la marcha, así como una amplia variedad de síntomas no motores, más frecuentemente deterioro cognitivo y depresión.
Existe fuerte evidencia que apoya los beneficios del ejercicio para las personas con PD disminuyendo los síntomas motores y no motores, mejorando la calidad de vida y reduciendo el riesgo de caídas.
La evidencia preliminar indica que el ejercicio aeróbico puede incluso inducir neuroplasticidad, retrasar la progresión de la enfermedad, reducir los síntomas depresivos y mejorar la cognición.