Se sabe que las personas con demencia son más débiles en comparación con las personas de edad sana. De hecho, la demencia es un obstáculo para la actividad física, lo que conduce al estilo de vida sedentario, al riesgo de sarcopenia, a la pérdida de masa muscular y, por lo tanto, a la fragilidad.
La fragilidad se describe como un estado de disminución de las reservas de varios sistemas fisiológicos, con una capacidad limitada para soportar los factores estresantes. Las personas mayores se vuelven más vulnerables y son menos capaces de adaptarse a problemas o a los problemas de salud, lo que aumenta el riesgo de desarrollar demencia.
Si bien la demencia y la fragilidad son condiciones que se encuentran en los adultos mayores, muchos estudios ya han destacado los beneficios de la actividad física sobre el funcionamiento cognitivo, físico, las actividades de la vida diaria o el bienestar.
La adhesión al programa de ejercicios propuesto es sin duda uno de los elementos clave necesarios para promover la actividad física. Según estudios anteriores, exergaming ha demostrado ser eficaz para las personas con demencia, ya que mejora la participación de los pacientes, mientras que influye positivamente en el equilibrio, el rendimiento de doble tarea y la velocidad psicomotora.
El presente estudio se centra en los efectos del exergaming en la fragilidad, pero también en otros aspectos como el funcionamiento físico, la actividad física y las actividades de la vida diaria (AVD) en personas mayores que sufren de demencia.