La enfermedad de Parkinson es un trastorno crónico, progresivo y neurodegenerativo. Es el trastorno neurológico de más rápido crecimiento en el mundo; El número de personas con la enfermedad de Parkinson se duplicará de 6 millones en 2015 a 12 millones en 2040.
Las intervenciones de fisioterapia, como los ejercicios de equilibrio, el entrenamiento en la cinta de correr, la señalización y el ejercicio de fuerza se han convertido en una parte integral del manejo de la enfermedad de Parkinson. Las revisiones sistemáticas de alta calidad y los ensayos controlados aleatorios han demostrado que el ejercicio mejora la movilidad (velocidad de la marcha, longitud del paso y capacidad para caminar), el equilibrio y la calidad de vida, al tiempo que reduce las caídas.
A pesar de esta gran cantidad de evidencia, quedan dudas sobre la ubicación óptima, la cantidad de supervisión, el modo (individual, grupal o ambos), la intensidad, la duración y el tipo de ejercicio requerido para maximizar estos beneficios. El ejercicio prescrito en el hogar es de particular interés porque la menor cantidad de recursos necesarios podría permitir que se convierta en una forma en que el sistema de salud pueda hacer frente a la creciente población de personas con enfermedad de Parkinson.