Los pacientes dados de alta de una unidad de cuidados intensivos (UCI) suelen tener impedimentos físicos residuales y limitaciones en las actividades funcionales, lo que restringe su participación en las actividades diarias y el estilo de vida. Esto puede ser cierto incluso si la patología primaria que condujo a la admisión a la UCI se ha resuelto.
Estas deficiencias, limitaciones y restricciones pueden ser el resultado de una serie de factores complejos interrelacionados que implican una movilidad reducida, que comúnmente ocurren en pacientes hospitalizados en una UCI.
La movilización temprana, definida como el inicio de caminar u otras actividades dentro de las 24 a 48 horas posteriores a la admisión en la UCI, tiene cada vez más pruebas de su seguridad, factibilidad y capacidad para mejorar las deficiencias, limitaciones y restricciones. Sin embargo, como en todas las áreas de la práctica clínica, traducir esta evidencia a la práctica es problemático.